Se prepara la piel una hora antes con una limpieza profunda y se aplica de forma tópica una crema anestésica. Pasada esa hora se retiran los restos de crema anestésica y se colocan unas gafas de protección ocular para evitar la exposición directa de los ojos.

Se inicia el procedimiento mediante unos disparos rápidos que producen sensación de pequeños calambres y ligero escozor sin llegar a notar dolor.

Tras finalizar la sesión se aplica un gel o mascarilla que transmite frescor a la piel durante
unos minutos.

El tiempo de tratamiento es aproximadamente de media hora.

Evitar la exposición solar 3 semanas después del tratamiento y utilizar protección solar adecuada y de forma repetida en caso de exposición.

La recuperación es inmediata y se puede incorporar a su actividad habitual. La piel se queda ligeramente sonrosada y brillante y se nota un poco de calor en la zona.

Dependiendo de los resultados que se desean obtener y del estado de la piel desde una única sesión hasta 5 sesiones distanciadas como mínimo de un mes.